De profesión, preparador físico de astronautas

A veces, el astronauta que vuelve a la Tierra sufre un desmayo en plena rueda de prensa.
-¿Y qué hay que hacer?
-Cuando regresa a la Tierra, hay que ponerle en horizontal durante un par de semanas. Y mientras está en el espacio, tiene que mantenerse en forma.
Se dispone de máquinas de musculación. La clave es que el dispositivo que se llevan cumpla cuatro normas: que sea simple y cubra la necesidad del astronauta, que sea fácil de instalar y de alta seguridad. Al fin y al cabo, Pesquet se había mantenido en buena forma física en la ESA. Entendía que era importante mantenerse en buen estado: lo era para sí mismo, pero también para la misión. Hay mucho dinero en juego.
-¿Y cómo había entrado usted en este mundo? -le pregunto.
-Para acabar Inef en Madrid, debía preparar una línea temática. Me fascinaban la fisiología y la medicina espacial. Llámeme friki, pero me encantaba estudiar qué efectos produce la microgravedad en el esqueleto, o en el sistema inmunitario. Cómo el organismo se adapta al espacio, algo que implica una desadaptación a la Tierra. Saqué un 9,8. Contacté con Sergi Vaquer, médico español que atiende en la ESA, y me propuso concursar por un proyecto de seis meses en Colonia. Lo gané. Y allí estaba, estudiando a Thomas Pesquet...

Guille Rojo, preparador físico de astronautas
-¿Y qué tiene en mente?
-Hay un proyecto del Austrian Space Forum en Israel. Seis astronautas vivirán en aislamiento en el desierto de Neguev. Se trata de ver cómo el confinamiento les afecta psicológicamente. ¿Le suena?